¿Qué pasa en la Iglesia?
En algunos lugares se ve más, en otros un poco menos, pero en todos los lados se nota una disminución de los fieles que acuden a Misa dominical. Hace mucho que vimos caer abruptamente el número de parejas que acuden a pedir el sacramento del Matrimonio.
Han disminuido, y disminuyen año a año, los chicos que hacen su catequesis de primera comunión y mucho más de confirmación.
Para colmo de males, en la concepción popular, “ser católico”, el signo de pertenencia, es “ir a Misa”. Si uno pregunta acerca de la fe la respuesta que recibimos es “soy católico, pero no practico, no voy a Misa”, por lo cual el signo de pertenencia a la Iglesia se hace cada vez más débil, porque además también han disminuido, aunque en menor grado, los pedidos de Bautismo, para los hijos.
La Reconciliación es un sacramento en desuso.
La gente anda por otro lado. Creo que no saben bien por dónde. Pero en todo caso el desafío para nosotros todos y en especial para los pastores, es salir a buscarlos, allí por dónde andan.
Palabra y sacramento
Hasta aquí hemos descripto una situación que preocupa y que cualquiera puede ver, que tiene como punto referencial esencial a los sacramentos.
Es impresionante leer en profundidad los acontecimientos del Concilio de Jerusalén ( Hchos 15, 22-29) : hay que ponerse en los zapatos de Pedro, que venía de una tradición milenaria de fe, que se apoyaba en un punto, que era el signo de pertenencia al Pueblo elegido: la circuncisión . De pronto aparece un desaforado, que dice que ese signo no sirve más, porque «Pueblo elegido» son todos los hombres. Para Pedro aquello significaba atentar contra la estructura misma del Pueblo de Dios y contra la estructura de Israel como nación.
Para pedro estaba todo bien hasta ahí. El, junto con su Pueblo, había esperado por siglos la realización de la promesa de un Mesías para Israel y eso se había cumplido en Jesucristo. Pero Pablo pone todo patas para arriba y los obliga a Pedro y el Colegio a pensar de nuevo. Y entonces ….”El espíritu santo y nosotros hemos decidido….”
1.- Los cambios que vemos
Vemos a muchos cristianos “que no practican”, porque no van a Misa, que sienten un punto referencial nuevo de pertenencia en la Palabra compartida con la vida y en la Caridad con los más pobres.
No lo explicitan como nuevo punto de pertenencia, sino que alejados de los sacramentos, encuentran allí un refugio. También culturalmente ayudados por la tendencia anti sistema del mundo, que sienten en la estructura sacramental.
Es un hecho que tenemos que observar atentamente, porque quizás allí es donde debemos dirigirnos para buscar a los que se han, de algún modo, alejado.
2.- La estructura de la Iglesia.
Sabemos que la Iglesia se ha estructurado en los pilotes de la Palabra y los Sacramentos y que, al mismo tiempo, la Gracia de éstos últimos deviene del Costado Abierto del Señor de la Pasión.
Mirando lo que hemos venido haciendo, me parece que tenemos que reconocer que nos hemos ladeado unilateralmente hacia los Sacramentos, en buena medida. ¿Y la Palabra?. La Palabra ha guardado humildemente un segundo lugar bastante disminuido y apocado.
Si nos preguntan cuál es el momento más importante de la Eucaristía, nos surge instantáneamente: la Consagración. No atinamos siquiera a “igualar” la Palabra dicha por Dios en la Encarnación de Jesús y sin embargo la misma Iglesia nos enseña que las dos presencias de Cristo son igual de reales.
“La Iglesia siempre ha venerado la Sagrada Escritura así como ha venerado el mismo Cuerpo del Señor, ya que no cesa de tomar el Pan de Vida tanto de la mesa de la Palabra de Dios como del Cuerpo de Cristo para repartirlo a los fieles.” (Dei Verbum 21)
Tenemos catequesis para todos los sacramentos, pero… no tenemos catequesis para la Palabra, aunque admitamos que las catequesis sacramentales se nutren de la Palabra, pero de algún modo instrumental: nuestro objetivo es sacramental primariamente y para ello la palabra acude en ayuda.
A esta altura tenemos que reconocer que si bien la estructura de la Iglesia es binaria (Palabra y Sacramentos) hay una que es primera, que es la Palabra, porque de ella surgen estructuralmente los sacramentos, aunque, como recordamos, la Gracia nazca de la Pascua.
Primero está la Palabra y luego los Sacramentos en igualdad de importancia.
3.- “No se dejen robar la Esperanza”
Por un lado, parece evidente que tenemos que girar nuestra mirada y nuestro eje hacia la Palabra de Dios, pero al mismo tiempo enseñar que esa misma Palabra revalorizada, explicada, trasmitida, masticada, es el único camino que tenemos a mano, junto con la inefable Gracia de Dios, de reencaminar a mucha gente a buscar, gustar y aprovechar de los Sacramentos.
No podemos empezar exigiendo los Sacramentos. La gente no está ahí. Hay un rechazo explícito o implícito. Pero podemos poner toda la fuerza que antes poníamos en la Pastoral Sacramental al servicio de la Pastoral de la Palabra.
4.- Abrir espacios.
Me parece que, así como tuvimos siempre la obligación de abrir espacios para la Caridad y el compromiso con los más pobres, también sabemos que es un camino largo, porque, aunque crecen cristianos “no practicantes” que quieren comprometerse con los más pobres, una gran cantidad prefiere meter la mano al bolsillo y sacarse el problema de encima.
Pero es un campo al que debemos renovar la atención, porque por ahí anda la gente.
Por otro lado, me parece prioritario y urgente que dediquemos esfuerzos y creatividad en promover la Pastoral de la Palabra, sobre todo contando con las posibilidades de medios tecnológicos que nos permiten un abordaje de la Biblia más entretenido y atractivo. No me refiero tanto a las redes sociales, que tienden siempre a un gran individualismo, por el formato que poseen, sino a formas comunitarias ingeniosas de poner a nuestra gente en contacto genuino con la Palabra, que tanto les cuesta y a la que ven como algo completamente inaccesible. Es altamente comprobable la alegría que la gente siente, cuando puede comprender los textos bíblicos y acceder al Misterio de Dios de una forma sencilla.
Tenemos que hacernos a la idea de que la catequesis pre sacramental es tan importante y nos debería llevar tanto tiempo, como la catequesis de la Palabra de Dios. Pero además, como decía, con una mirada a la realidad: por allí comienza a andar la gente. Podemos ver por ahí, brotes de interés, los mismos que se han secado respecto a lo sacramental.
Ha de ser la misma Palabra de Dios no sólo la que lleve al deseo de celebrar la fe en la Eucaristía y los otros sacramentos, sino la que avive también esos indicios crecientes de modos de vivir la fe, que es comprometerse con los más pobres. Sentimos tantas veces la pregunta «¿y nosotros que podemos hacer?», que queda sin respuesta!!!.
5.- Volver a empezar
“En el principio existía la Palabra” (Jn 1,1)
Nos plateamos éste tema como complicado y difícil y a los mejor no lo es tanto.
Ciertamente para nosotros los pastores, que estamos educados y culturalmente preparados para definir nuestras personas desde la sacramentalidad del Orden, nos puede resultar intelectual y psicológicamente más difícil, volver a empezar.
Pero volver a empezar es volver al principio, es volver al regalo más preciado que Dios ha hecho a su Pueblo, esa Palabra de Amor, escondida en el corazón del Padre desde siempre, que nos dijo con la mayor sencillez y pobreza en María de Belén: Jesús el Hijo de Dios, que nos ha dejado escrita su Palabra en los Evangelios y una tradición de esa misma Palabra en la Historia de la Salvación del Antiguo Testamento.
Esa es la fuente de los sacramentos y de la caridad y allí debemos volver. Porque debe ser así y porque por ahí anda la gente.
Soy catolica practicante, y veo el desmoronamiento de la iglesia catolica. ¿Por que? Porque es incoherente. Desde Francisco y muchos sacerdotes «dicen» seguir la Palabra si ellos no lo hacen. Hubo casos de pedofilia encubierta, uso de autoridad para apoyar politicas nefastas y comunistas !! dejando a pueblos en la miseria. No, esa no es la Palabra de Cristo…. Comiencen uds por seguirla honestamente y los catolicos volveran a la iglesia…
Yo soy una católica practicante, que desde hace un tiempo en la iglesia en sus diferentes organizaciones, no encuentro nada. No hay propuestas nuevas para un mundo nuevo.
Hoy encontré mí SER en la herramientas como PROGRAMACION NEUROLINGÜÍSTICA. COACHING haciendo de ello un modo de vida. En donde paradójicamente aplico mis creencias religiosas y la practico en este nuevo modo de vivir. Cosa que NO veo en las organizaciones de la iglesia católica, se hacen grupos cerrados sin prácticas de AMOR CARIRATIVO, sin salir a la realidad, son grupos para evadir de la realidad personal. No son grupos para evangelizar con la propia vida.
Se perdii mucho tiempo!!!!creo que los Pastores no supieron. cuidar bien el rebaño, que se disperso y busco refugio en otros corrales.