Este domingo 18 de mayo, el Papa León XIV presidió la Misa de inicio de su ministerio petrino en la Plaza de San Pedro, marcando oficialmente el comienzo de su pontificado. Ante más de 200,000 fieles y representantes de más de 150 delegaciones internacionales, el nuevo pontífice expresó su deseo de una Iglesia unida que sea fermento para un mundo reconciliado. En su homilía, afirmó: «Fui elegido sin ningún mérito y, con temor y temblor, vengo a ustedes como un hermano que desea hacerse siervo de la fe y de la alegría».
Durante la ceremonia, León XIV recibió el Palio y el Anillo del Pescador, símbolos de su nueva responsabilidad como sucesor de San Pedro. El rito comenzó con una oración ante la tumba del Apóstol, acompañado por los Patriarcas de las Iglesias Orientales, subrayando su compromiso con la unidad entre las diferentes tradiciones cristianas. La elección de León XIV ha sido bien recibida por diversas confesiones cristianas, que han expresado su esperanza en que el nuevo pontífice fortalezca el diálogo ecuménico y promueva la unidad entre las iglesias.
En su mensaje, el Papa hizo un llamado a superar las divisiones internas y externas, y a rechazar la violencia y el odio que fracturan tanto a la Iglesia como al mundo. Destacó la necesidad de una Iglesia que no se encierre en sí misma, sino que salga al encuentro de los demás, siendo signo de unidad en un mundo herido por los prejuicios y el miedo al diferente.
León XIV también expresó su preocupación por los conflictos actuales, haciendo un llamado urgente por la paz en Ucrania y Gaza, y ofreciendo el Vaticano como sede de negociaciones entre Kiev y Moscú . Con un enfoque pastoral moderno y comprometido, el nuevo Papa se presenta como un líder dispuesto a continuar el legado de su predecesor, el Papa Francisco, promoviendo la justicia social, la inclusión y el diálogo interreligioso.
