La Piedra Angular es la Piedra “que los propios constructores desecharon” (Salmo 118, 22), pensando en que a simple vista, era una Piedra que no encajaba en la estructura, que no serviría para nada, que no era esencial dentro de la construcción, que no cumplía una función específica, que era como tantas otras piedras, que no lucía, que no tenía forma, que no era capaz de sostener a otras.
Y si profundizamos en esto podemos darnos cuenta que la visión que el mundo (constructores) tiene de Jesús es muy parecida: alguien que en vez de sumar para el “proyecto” resta, alguien que “desparrama” que tirará nuestras estructuras abajo, que no “calzará” con las piedras consideradas fundamentales como las del “tener” el “poder” y el “placer”, que no resaltará ante los ojos de quienes la miren.
La piedra elegida es consecuencia del proyecto de vida que soñamos, que deseamos construir, que elegimos.
Como arquitecto de tu vida: ¿qué querés para tu vida?, ¿qué tipo construcción querés? ¿Cuál es tu meta? Una vez que definas eso podrás saber cuáles piedras pueden servirte para darle forma y sostén a eso que soñás. Porque sos libre de elegir tu propio proyecto.
El proyecto del mundo hoy (el que se opone al proyecto de Jesús) nos ofrece construcciones verdaderamente atrayentes. El mundo tiene un departamento de publicidad activo que toca todos nuestros sentidos para querer vendernos un concepto de felicidad a costa de nuestra propia libertad. Es decir, si beber cerveza está asociado a pasar un buen momento con tus amigos o “ser feliz”, el que “compra” (asociando causa y efecto) corre serios riesgos de hacerse esclavo de eso. No sólo porque el efecto del alcohol puede atentar contra nuestra conciencia e identidad (no saber lo que hacemos y desconocer las consecuencias) sino porque tendemos a hacernos adictos de aquello que empezaremos a considerar indispensable cada vez que queramos divertirnos. Es decir, el pecado, en general actúa así. Compramos un bien a costa de la libertad y la paz que perdemos consecuentemente. Si realmente pudiéramos advertir y darnos un tiempo para pensar en las consecuencias posibles del pecado que estamos por cometer estaremos diciéndole al mundo: “Pará un poco, quiero pensar si lo que me vendés es realmente provechoso para mi y mi felicidad”. Y se compraría menos. Por eso para el mundo es esencial que no pienses, que no te des el tiempo de analizar la oferta. Hoy por hoy piedras como el alcohol, la droga, el dinero, el sexo casual, la mentira son de las más elegidas para construir un proyecto basado en la felicidad.
La causa de la venida de Jesús al mundo es esa. Tanto amó Dios al mundo que viéndolo esclavo como consecuencia de una campaña publicitaria efectiva que robaba la libertad de sus hijos se compadeció y envió a Jesús para que pensemos y tomemos conciencia de que el sueño de felicidad que todos tenemos y buscamos, comprando placeres pasajeros con consecuencias graves nos destruye como personas. Y que SÍ es posible construir una vida de felicidad para siempre, pero construida sobre el mismo Dios, ahora hecho carne en la humanidad de Jesús: la piedra que los constructores desecharon es decir, la Piedra angular.
Dios ya pensó para nosotros lo que nosotros buscamos, pero muchas veces queremos ser más arquitectos que El y allí es donde fracasamos.
El pensó para vos una morada en donde podés ser una PERSONA plenamente feliz, con Paz duradera. La única condición es que Jesús sea tu Piedra Angular. Es decir que te apoyes en El, que confíes en El, que descanses tus estructuras en El.
Jesús con toda su vida se fue mostrando como la piedra angular. El mundo lo persiguió y lo mató por entorpecer sus planes, pero El en su resurrección nos está diciendo que sus promesas son cumplidas y que nosotros tendremos una vida plena después de nuestro paso por el mundo.
Contemplar a Jesús como Piedra Angular puede permitirnos entrar en el misterio de la Salvación, es decir de su Venida al mundo, con la misión de ser quien sostiene nuestras vidas en medio de un mundo que nos ofrece alternativas probadamente ineficaces. Te invito a tomarte unos minutos para pensar en ello.